1 sept 2023

VER

Ver Puedo ver con los ojos el mar Puedo ver la gente andar Puedo ver la luz de detrás Ver Puedo decidir lo que ver Puedo decidir no ver Puedo decidir qué hacer Ver Puedo ignorar lo que veo Puedo romper lo que veo Puedo reírme de lo que veo Ver Claro, Ver, y si quiero, me paro Ver, y si quiero, soy faro Ver Es sencillo ver con ojos abiertos Es fácil observar con ojos abiertos Es bonito disfrutar con ojos abiertos Ver… Ver con el corazón Ver cómo se agarra un timón Ver lo que siente el llorón Ver… Ver con el corazón del halcón Ver el silencio desde el balcón Ver la vida a pulmón Ver… No puedo decidir qué ve el corazón No puedo convertirlo en prisión No puedo apagar su botón Ver… Ver una batalla en cada duelo Ver una sonrisa en cada cielo Ver una luz en cada entierro Ver… Esa es la ventaja del guerrero Esa es la sangre del guerrero Esa es la espada del guerrero Ver… … Ver ...Ver… VER

12 abr 2021

El momento ni sí ni no

Las etapas de la vida suelen estar condimentadas con un picante que te he hace pensar que ya no habrá un futuro mejor pero quieres errar como futurólogo. Es difícil terminar de rodillas e incluso, medio tumbado. Hay teorías para la esperanza y he de agarrarme a cualquiera que se salga del "Otros pueden, yo no". Para mí, el mejor clavo es ese de "Dios da sus batallas más difíciles a los mejores soldados y creo que me confunde con Rambo". Uno de los dos está equivocado: Dios o yo. Espero se resuelva pronto esta competición entre ambos.

20 oct 2020

Imposible

Me cuesta creer que existen los imposibles. Quizás me valga lo de utópicos y quizás, por ese síndrome de Peter Pan, soy quien soy estoy donde estoy. ¡¡ Y lo agusto que estoy conmigo!!

13 oct 2020

Mosaico sinsentido

Flores y ríos Almendras y castañas El reloj biológico Rayo plateado y dorado La paz de la gota de agua El alboroto de la sangre Mirada más allá de muros Locura entre rejas Vaivén de experiencias

Dormir con vosotros

-Buenas noches, Yago. Que duermas bien. -Te quiero, Papá. Buenas noches. -Papá, hazme preguntas sobre fútbol, que hoy las adivino todas. -Te quiero contar algo que me preocupa, antes de que me hagas preguntas sobre fútbol. Así son los finales de los días que dormimos juntos. Formamos una buena familia, un buen equipo. Puede que durante el día haya enfados, desacuerdos con mis decisiones pero cuando todo queda en silencio llega la positividad y el amor. Si llega la noche y Gael está preocupado, Yago le dice: Voy a estar a tu lado siempre para lo bueno y para lo malo. Ambos revisan que el otro esté bien tapado y se dan el beso de Buenas noches. Es un privilegio poder verlos antes de cerrar los ojos, que aunque tengan sus peleillas durante el día, están muy unidos. A Gael le gusta dormir libre a veces, y otras pegado a nosotros con una de mis manos haciendo de almohada. Yago siempre quiere dormir enroscado a mí y con Gael lo más cerca posible.

10 oct 2020

Velos

Con el primer velo cayendo Te presentas espectacular, El segundo se desliza ardiendo Provocando mi suspirar, Con el tercero el universo calla Solo existes tú y tu danza, El cuarto desnuda tu pierna Apoyada en mi entrepierna, El quinto velo me invitas a quitar Luciendo tu ombligo, tu piel, tu lunar, Con el sexto se despejan tus ojos Mis anhelos, deseos, antojos, El séptimo inicia el acto sexual Hacia clímax celestial.

18 sept 2018

Mi

No me gusta el tornado que se forma y crece en mi interior cuando de mi boca o dedos o bolígrafo sale la palabra MI. Este concepto supone que alguien o algo me pertenece y no es real.  No tengo ni quiero control sobre lo externo. Me gusta hacer-deshacer-equivocarme-acertar-sentirmeseguroeinseguro-disfrutar-reír-sonreír con otra persona u objeto pero sin la sensación de propiedad que va adherida. Prefiero el concepto equipo o sinergia. Así hay momentos de decisiones importantes en las que no prevalece la subjetividad de ninguno de los dos seres.

17 sept 2018

Lo tienes en rojo y verde

El cielo está más oscuro que nunca, las personas de mi alrededor parecen gigantes que con un pequeño soplido podrían acabar con mi vida, el reloj va acelerando y no encuentro la forma de ralentizarlo. De hecho, empiezo a sentir mareo sin poder controlar mi cuerpo ni mi mente. Todos caminan con sus maletas o bolsos, sonríen, llevan ropa de colores vivos y respiran lentamente. Mientras el semáforo está en rojo, me sobrepasa este mundo.

Sin embargo, al convertirse el muñeco con brazos rojos estirados en otro verde indicando pasado-presente-futuro,  ya los gigantes menguan, las manecillas del reloj avanzan a ritmo regular y las personas que me acompañan en la acera ya no hacen brillar sus auras. El cielo es azul y cruzo la calle tranquilamente.

14 sept 2018

El peso del bolígrafo

Me había decidido a contar la mágica historia de Leonor y su espejo. Era tan sencillo como coger papel y bolígrafo y empezar a contar. Al principio podía describir personas y escenas, tachar y volver a escribir. Sin embargo, cuando la tinta azul y el alma de Leonor se fueron uniendo cada vez más, ya no pude parar. Algo me lo impedía y no era algo físico. El bolígrafo dejó de ser un simple e imperceptible acompañante para convertirse en los ojos de Leonor. Por cada frase que se quedaba impresa, mayor era el peso del bolígrafo. Ante esto, fui saliendo despacio de la historia hasta terminar siendo solo el notario del relato entre Leonor, su espejo y el bolígrafo.

28 jul 2018

Ama

Ama con los brazos estirados
Ama con las palmas arriba

Ama la luna en silencio
Ama el alba que te ama

Ama las piernas que aman juntas
Ama el pelo que ama al viento 
Ama los ojos que aman 

Ama la voz que ama tu ser
Ama la sombra que te ama
Ama el laberinto celestial
Ama el espejo frente a ti


Podemos cambiar el verbo pero la esencia es la misma pues en todo lo que hacemos... somos amor. 
No es el tener lo que nos califica sino el dar.


2 jun 2018

Hoy

Hoy. Hoy he experimentado,  vivido el haz y el envés,  Sevilla  y Betis, blanco y negro,  pase o tiro, miedo y seguridad,  dulce y salado, política y personas, 1 y 7, dios y yoy común y original,  consciencia e inconsciencia, risa y tristeza, escribir y borrar, paraguas y bañador, alguien y nadie, a y e, voz y silencio, 6 y 9, vida y muerte, horizonte y precipicio, 3 y 8, cerveza y vino.



2 may 2018

Las enseñanzas de Gael


Gael  a sus tres años, ya cerca de los cuatro,  está viviendo una nueva etapa y yo la aprovecho para seguir aprendiendo y disfrutando de él como padre. Desde el principio, se le veía que era una persona muy segura y consecuente. Empezó siendo más destructivo que constructivo, algo que puede verse como perfeccionista. Para mí fue una enseñanza: Algo que se rompe, es una oportunidad para lograr algo mejor. Él era feliz deshaciendo montañas  y castillos, moviendo juguetes de un lado a otro, haciendo chocar coches y yo cuando veía que no era peligroso, le ayudaba a ser feliz. Me costó mucho aprender y sobre todo aprehender la lección.  Fue tras una anécdota que siempre recuerdo. Estaban en el salón los dos jugando por separado. Yago haciendo una torre muy alta de piezas y Gael lanzando una pelota de tenis por el suelo viendo a qué le daba y mandando debajo del sofá las máximas cosas posibles. Yago terminó su torre muy orgulloso y cuando me la estaba enseñando, Gael la echó abajo. Para mí se paró el tiempo. Yago se enfadó y Gael feliz. Se me ocurrió decirle a yago lo que había aprendido de su hermano y funcionó. Yago hizo una torre aún más alta y cuando la terminó le dijo a Gael que podía destruirla. Durante ese fue un juego entre ellos. Uno construye, otro destruye y los dos se divierten.

Cuando empezó a hablar siguió afirmándose como una persona segura de lo que creía que lo mejor y demostraba con palabras, besos, abrazos, gritos y lloros su estado de ánimo y su escasa timidez. En esta nueva etapa, además de lo anterior y con un lenguaje bastante cuidado ha interiorizado algo básico y que está siendo otra lección para mí: Soy tu espejo. Si me hablas bien, te voy a hacer sentir la mejor persona del mundo; si me hablas mal, voy a hacer todo lo posible para que te hundas; si respetas mis decisiones, voy a hacer lo que se espera de mí.

Sobre todo, esto se ejemplifica en la hora de las comidas. Si Gael no quiere comer más, ya te puedes enfadar, intentar chantajearle con lo que más le guste, amenazar… no es no y sí es sí.


1 may 2018

Fútbol

El fútbol es dar patadas a una pelota en vez de que cada uno tenga la suya, es un negocio en el que pocos ganan mucho dinero, desata violencia, los jugadores solo miran por el dinero que puedan llegar a tener, la gente se manifiesta en masa por algo tan superficial.

Respeto a quien opine así pero para mí el fútbol es una metáfora de la vida. Un estadio es una casa abierta a todos, un equipo una familia, el balón la suerte,  un pase una palabra dicha o escrita, un tiro una ilusión, una parada una resolución de conflicto, una jugada un bien común, una patada un acto para meditar, un partido presente puro, un gol una satisfacción, un gol en propia puerta una autocrítica, una afición un apoyo en todo momento.

En una escuela de fútbol se enseña la humildad necesaria para entender que uno solo no triunfa, empatía para apoyar a quien tenga un mal día, la sinergia necesaria para el buen camino del equipo, la psicología necesaria para ver que siempre hay una nueva oportunidad para mejorar como persona, la concentración para saber en todo momento donde están situados los compañeros, los rivales y la pelota, el conocimiento de debilidades y fortalezas de todos los jugadores, el entrenador como referente, que durante un partido los de enfrente son rivales solo el tiempo que dure el partido, que a veces se gana otras se empata y otras se pierde pero siempre hay motivos para ser positivos, que las alegrías compartidas son más grandes y las penas más pequeñas.

Dijo el alma al cuerpo


Te he parido en el mar de las ilusiones
Te he ayudado a pasear entre piedras
Me has mostrado campos de girasoles
Me has alimentado de momentos.

Hemos crecido entre discusiones
Tenido sexo silencioso sintiéndonos
Compartido la imagen de sueños
Vivido innumerables operaciones

Ahora dormimos juntos en la jungla
Vagando entre la paz y la guerra
Compartimos sangre que nos recorre
Nos aterroriza dibujar la muerte

Llegará la luna que nos despida
Tu desaparecerás de mi camino
Yo seré tu mirada.

10 abr 2018

Laberinto sensorial

Pensar empezar caer.
Levantar saltar huir.
Ilusionar amar querer.
Ahondar abrazar decir.
Hablar callar ser.
Abogar calcular escribir. 
Limpiar ensuciar ceder.
Llorar consolar fundir.
Plantar adorar resplandecer. 
Cuchichear infectar teñir.
Silenciar gritar arder.
Rociar aventurar sobrevivir.
Contar visualizar creer.
Andar tocar sentir

1 abr 2018

Es teatro

Al fin y al cabo, la vida es teatro.  Puedes elegir ser lo que quieras y cambiar tantas veces necesites.  Escúchate y ya te verás en una obra,  estamos desde que nacemos.  Somos ese poder de elección. Puedes vestir a los personajes que verá el público, bajar y subir el telón,  crear el decorado,  presentar,  ser algo o alguien, o simplemente dirigir actores. Lo que pasa en el teatro es irrepetible por mucho que te empeñes.  El presente es muy pequeño pero muy ancho y no hay cabeza que aguante pensar en pasado o futuro sin dejar de atender el presente,  porque éste sí que no vuelve.  Viene y se va continuamente hasta que llega el momento final de la vida y te tienes que bajar del escenario aplaudiendo al público.  Para mí,  el motor de la vida es el Silencio y de él es de quien más me fío.  Así,  con mi amigo el Silencio puedo elegir teatro del absurdo ( marcado por lo irracional), al aire libre en su vertiente libre o de corral,  alternativo (no es más que el teatro con menos aforo que el tradicional), ambulante como aquel famoso La Barraca,  antiilusionista (basado en hechos reales), de bolsillo (con pocos actores), de autor cuando sólo se expresa un punto de vista,  de cámara para temas íntimos,  comercial basado en lo que la masa social prefiera o teatro de la crueldad (ideado para despertar consciencias poniendo énfasis en luz, música,  violencia...). Todo está a tu disposición.  Es mucho poder.  Dentro de la obra puedes usar las matemáticas de modo que uno más uno sea dos o cero o menos e incluso infinito.  Puedes cambiar de religión,  de gustos, de aspecto,  de sexo... Es genial. Evidentemente y aquí está el truco, puedo decidir en mi obra todo pero no en la de los demás.  Podéis decidir que yo sea un superheroe,  alguien que camina,  el regidor,  clá,  una mesa,  el cielo y yo lo respeto porque es vuestra obra.  A la vez que mi obra avanza,  las demás también.  Lo que no puedo es ser de público de mi obra.  Al fin y al cabo,  la vida es teatro

18 dic 2017

Lo positivo de ser positivo

Pensaba que solo fue importante para mí, una de esas oportunidades que te da la vida para profundizar en el aprendizaje de ser padre, pero resulta que aquel día también le marcó a él. Recientemente le pregunté a Yago sobre cosas que hubiera aprendido en su vida y me respondió “lo de ser positivo”.

Un cumpleaños de unos amigos en el parque El alamillo, uno de los grandes espacios abiertos de Sevilla. En la orilla de un lago rodeado de césped. Yago tenía tres años y Gael era aún un bebé. A ese cumpleaños fuimos los cuatro con comida para compartir, había tarta y juegos para los niños. Yago se llevó una pelota muy muy chica de las que botan mucho, de color verde. En un momento del día, se dio cuenta de que se le había perdido y empezamos a buscarla: pelota verde en césped verde… en esa época le enseñé a comunicarse con las cosas para que fuera dándoles valor. Algo que aprendí de leer sobre filosofía de los indios norteamericanos.

Ibamos por todos lados diciendo “Pelota, pelota, dónde estás”. En algún momento se me vino a la cabeza esta frase tan delicada y con la que me entró calor por todo el cuerpo: Si das por hecho que la vas a encontrar, la encontrarás. Puedes imaginar que para mí a partir de entonces esa tarde cambió de sentido. Cualquier cosa haría por no decepcionarle. Así que lo cogí a hombros y volvimos a recorrer cada palmo de la zona del cumpleaños con la esperanza, deseo y casi obligación de encontrar aquella pelota.
Y pasó. Él la encontró. No sé si hubo algo de magia pero vimos esa pelota en un radio de cien metros de césped verde una pelota muy pequeña verde. El abrazo de alivio que le di fue monumental.


A veces nos recordamos mutuamente que en la vida hay que ser positivo para que ocurran hechos positivos.

12 dic 2017

Una tarde de fútbol en familia

Quizás fuera día dos de diciembre a las cuatro de la tarde cuando salimos de casa para dar un paseo. Quizás, solo quizás, porque lo vivo en presente y la fecha es solo el suelo donde ocurre la magia que dejo aquí descrita.
Con la pelota de fútbol de Gael y sin saber cuando volvemos porque llevo sin móvil todo este mes y lo aprovecho para deshacerme de la soga de las manecillas del reloj, nos vamos los tres a recorrer las calles de Almensilla hasta llegar al estadio del pueblo y cerca, en un campito de albero  jugar a el que mete se pone . Aprovechando que vivimos en un lugar tranquilo, de poco tráfico y cero stress, ocupamos los dos carriles o el carril de circulación. Como se hacía el siglo pasado. Uno a la derecha, otro a la izquierda y el que queda en el centro estando atentos todos a donde están los otros, el balón y si hay algún ruido ajeno al del pié lanzando la pelota. Si aparecía un coche, cualquiera avisaba: A la cueva de croods, viene un coche. Yo me quedo en el medio de la carretera hasta que los dos están en la misma acera. Entonces es cuando me uno a ellos hasta que pasa el coche.

Los croods es una película de dibujos animados sobre una familia de la prehistoria que usaban una cueva para refugiarse de cualquier peligro. El primero de la familia que usó esta expresión fue Gael y ya la hemos apadrinado todos.

Nos pasamos la pelota a un toque, no vale pararla ni pararse, directamente hay que soltarla. Si se mete la pelota debajo de algún coche ahí estamos los tres para cogerla, vigilar si hay peligro y aconsejar. Si uno se cae porque tropiece, ya los demás le preguntamos por su estado, él se levanta y seguimos llenando de colores vivos  cada metro que recorremos jugando. Pura magia. Gael tiene tres años, Yago cinco y yo treinta y ocho, pero sin embargo, todos somos una pandilla… nos reimos, protegemos, nos felicitamos cuando lo hacemos bien y aconsejamos cuando no está tan bien lo que he hemos hecho. Todo mientras sonreímos.

El camino es corto hasta el campo de albero aunque nosotros vamos lentos y paramos para descansar. Una de esas paradas es un barrio con casas abandonadas con aspecto de ser o haber sido okupadas, con un parque en el centro. Allí hay una pirámide de colores que escalan, les propongo un reto con pelota para los tres, cuando lo conseguimos seguimos. En ese barrio veo a una mujer con un niño en brazos de quizás un año y medio que nos mira con cara de asombro, como si estuviera viendo algo imposible: un padre jugando y disfrutando con sus hijos por aquella calle solitaria.   

Estoy cansado, como amante del fútbol que soy, de que solo se resalten los aspectos negativos de este deporte porque también da muchas satisfacciones y enseña valores importantes como la cooperación, el hecho de que siempre hay una nueva oportunidad para mejorar, lo que te hace vibrar, aprender a leer y el ser presente en cada momento.


El tiempo no se mide por un calendario, que no nos vendan la moto. El tiempo se divide en momentos, en mente positiva-mente negativa, vivir en pasado-presente-futuro. Esto es realmente lo que registra la mente: lo que se vive con intensidad.

5 feb 2017

Baño al sol

Llena la bañera mi fortaleza...
Serenidad budista, ojos verdes
Empatía sin juicios ni rencores
Puente dorado entre ángeles y humanos


Me enjabono con la luz de mis miedos...
Paternidad vacía entre grillos diurnos
Un volcán que no vuelca vocal
La sombra donde se sienta mi sombra


Me seco con las sonrisas del círculo...
Los niños jugando con la arena del parque
Los abuelos observan el caminar de las palomas
... y yo? Meditando en el bosque urbano

27 oct 2016

El mal del miedo

Creer que el miedo es un rival pendenciero
Es un error garrafal, embustero,
Una falacia de la sociedad de sombrero,
Un molino quijotesco, la espuela del vaquero

Luchar contra el miedo es cerrar un ojo
A la libertad echarle el cerrojo
Hacer del alma un simple rastrojo.


El miedo es luz, enaltece al ser,
Un abrazo pererne al amanecer
Un te quiero que desea florecer…
Un musa a mi parecer

Lo usan las religiones como serpiente
Los políticos como discurso recurrente
¡Nos han martirizado literalmente!

Aceptar el miedo no te hace grande ni pequeño
Te hace conectar con tu sueño,
¡No frunzas el ceño!

Vive el miedo como vives la vida,
Como brebaje del druida
¡El miedo es afirmación, no huida!

26 oct 2016

Renacer entre rimas y respuestas

Camino por el camino de mi vida
Descalzo y con heridas
Esta es mi ley asumida
Ser en todas mis piezas bendecidas.

Soy semen de la esencia
Me deslizo como río de manantial
Del águila soy su paciencia
Del sol su danza tribal.

Escribo cada palabra del poema
Como soneto a mi oda
Voy viendo la luz de mi lema
La luz de cristal me acomoda.

Me trago las piedras de la envidia
Sangro todo aquello que envenena
Me presento a los demás como toro de lidia
Mi corazón ahora sí drena.

Ante mí, cerquita, hay un paisaje renovado
Con su bondad y maldad, egoísta y altruista
Montañas de retos jugando a ser océano calmado
Ofrendas de la Madre que me mostró un monje budista.

No habrá al mediodía más ilusiones rotas
No habrá cuchillo descuartizando seres vivos
No habrá cobijo para carnes rojas e infinitas gotas
No habrá por mi mente delitos masivos.

No me busques de nuevo en cada esquina
Tengo los pies listos para una balada
Las caderas se despiden de la rutina
Mis ojos oscuros son luz en la historia acabada.

Nueva es mi garganta, mi voz y mi barba
Nueva es la caída que espera
Nueva es la arena que mi mirada escarba
Nuevo el espejo que una vez deseé se rompiera.

Mi vieja sábana de franela yace en la tierra
Mi viejo libro de sociales ya no vale
Mi vieja sombra de ciprés ya no es mi guerra

Mi viejo cajón de vaqueros de plástico ya no sobresale.

21 oct 2016

Equipaso

A veces los hijos empiezan los días más conectados a la Naturaleza de lo que quisiéramos como padres urbanos. Yago y Gael después de abrazarse, que siempre es lo primero, saltaron en la cama, jugaron como monos... y Carmen pensó en uno de los valores más importantes que les hemos inculcado: El trabajo en equipo. Soy muy futbolero y desde que Yago empezó a jugar con una pelota, le intento transmitir lo bueno del fútbol. Con Gael y sus queridos dos años aunque él dice que tiene más, hago lo mismo. Si uno de los cuatro derrama agua por la mesa, nos organizamos rápidamente sin pararnos en culpas y luego unimos las manos. Si uno se cae, ahí estamos todos. Un partido lo gana o pierde el conjunto de personas, no una sola.

Bueno, que me dejo fuera lo que iba contando del inicio del ritual. Carmen les dijo:  Unimos las manos como equipo? Lo consiguieron. Se repartieron las tareas y se fueron al cole. Otro día, llegué temprano para vestirlos y cuando uno de los dos me dijo Unimos las manos? Me quedé a cuadritos. Las unimos y dijimos E QUI PA SO.

En el lenguaje familiar siempre ha estado el concepto equipo pero no lo habíamos convertido en ritual. Ahora lo usamos después de resolver un conflicto o como herramienta para conseguirlo o para agradecer el apoyo de los otros. Uno de los momentos que más veces unimos las manos es cuando vamos de paseo. Ellos en bici y yo andando, ellos cada uno a su ritmo y yo de puente. Cuando hacemos descanso nos animamos con un E QUI PA SO.

2 oct 2016

Tiempo de Hem o de Haw

Ya. Es una idea descabellada para cualquiera que me conozca, incluso para mí porque tengo metido en la cabeza un Yo no puedo solo como la Catedral de Sevilla.
Muros más altos han caído.

El camino de Santiago puede ser el lugar ideal como escenario de una etapa de mi búsqueda de queso. No visualizo nada más potente que verme solo en un lugar desconocido en el que decidir simplemente escuchándome e ir matando mis miedos.

A priori me digo "haz como Haw" y quédate en tu zona de seguridad. Desde ahí también puedes encontrar queso. Apóyate en, apóyate en y llegarás a tu queso nuevo. O me digo a mi mismo que eso es solo un libro, que la realidad es otra cosa.
Si vuelvo derrotado qué. A ponerme excusas, a echar la culpa a otros... no, gracias. No quiero verme en eso.

¿Pero y si hago caso a Hem y vuelvo victorioso? (Aquí hay un vacío en mi mente que dura minutos). Ni visualizarlo soy capaz. Ni rellenar con letras este espacio para que sea un párrafo extenso.
No hay que mortificarse. Roma no se construyó en un día.

La idea ahora mismo es ver en Internet las distintas etapas que podría hacer, escucharme e ir a por la ruta elegida, dar vueltas a cómo le digo a Yago y Gael que me voy de viaje sin ellos, buscar fecha, financiación y decidir un orden de acción para todo esto.
No es definitivo, solo una idea. Si siento que no, será que no.

No se puede saber el final de un libro en las primeras páginas.

30 sept 2016

El queso de mi vida

Siempre antes de comer y de escribir me lavo las manos y me pongo algo blanco de ropa. Esta vez no es distinto. Como se hacía antes, primero lo he pasado a papel y boli y ahora a compartirlo contigo quien quiera que sea quien esté juntando estas letras y palabras.

¡Quién se ha llevado mi queso! Un libro que no sé ni cuándo ni cómo ni por qué ha llegado a mi casa y te digo que es lo de menos por todo lo que me está enseñando. Para mí era un cuento infantil que leía a Yago y Gael antes de dormir pero… equilicuá, es un libro de autoayuda que describe mi momento. Ahí va un posible resumen de este hallazgo.

Erase una vez un país lejano en el que había cuatro habitantes: Escurridizo, Fisgón, Hem y Haw. Tenían delante de sus casas un laberinto que recorrían cada mañana en busca de comida. Alguien había puesto queso en algún lugar del laberinto. Se calzaban sus zapatillas y se adentraban por parejas. Los ratones, Fisgón y Escurridizo, utilizaban el sencillo método de tanteo para encontrar el queso. Recorrían un pasadizo y, si lo encontraban vacío, se daban media vuelta y recorrían otro. Recordaban los pasadizos donde no había queso y, de ese modo, pronto empezaron a explorar nuevas zonas.  Fisgón utilizaba su magnífica nariz para husmear la dirección general de donde procedía el olor del queso, mientras que Escurridizo se lanzaba hacia delante. Se perdieron más de una vez, como no podía ser de otro modo; seguían direcciones equivocadas y a menudo tropezaban con las paredes. Pero al cabo de un tiempo encontraban el camino al queso de la estación quesera C.  Hem y Haw, los dos personajes (como los llama Yago), también utilizaban su capacidad para pensar y aprender de experiencias del pasado.  A veces les salía bien, pero en otras ocasiones se dejaban dominar por sus poderosas convicciones y emociones humanas, que nublaban su forma de ver las cosas. Eso hacía que la vida en el laberinto fuese mucho más complicada y desafiante. Así es la vida en sociedad.


Pero llegó el día. El día que los ratones sabían que iba a llegar. La estación quesera C estaba vacía.  Se les acabó el queso y no se hicieron preguntas. Fueron a por otro y lo encontraron. El queso nuevo era más voluminoso que el queso viejo y siguieron haciendo lo mismo. Lo cuidaron porque sabían que algún día se acabaría.

Hem y Haw confiaban en tener queso allí siempre pero llegó ese día. El día. Se acabó el queso eterno y se enfadaron. Mucho y mucho tiempo. Hasta que un día Hem se dio cuenta de que su presente había cambiado, ese queso no volvería. Si querían comer, tendrían que ir a por él. Intentó convencer a su amigo de que debían hacer algo pero Haw lo tenía claro: Su queso se lo merecía por el esfuerzo que le había costado tenerlo y el queso volvería. Él no se iba a adentrar en el laberinto, tenía miedo de lo que hubiera por el camino, tenía miedo de que ya no volviera a haber queso para él.

Entonces Hem comenzó su búsqueda de queso nuevo. Tenía sus miedos, sus dudas y sus preguntas sin responder pero él fue al laberinto. Fue aprendiendo cosas, le fue dejando frases y flechas a Haw por si salía de la vacía estación quesera C y para él por si quería volver. Vio que si se visualizaba con el queso más cerca lo tenía. Seguía sin su alimento pero tenía energía para seguir. Entonces llegó a la estación quesera E. Había poco queso pero le dio lo justo para seguir con vida por el laberinto. Entonces retrocedió hasta llegar a Haw y ofrecerle parte del queso que había hallado. Pero Haw no quería salir de su cómoda y vacía estación quesera C. Hem siguió y siguió escribiendo en las paredes del laberinto frases y flechas para Haw y para él.

Llegó a la estación quesera N donde había mucho más queso que en la anterior y donde ya estaban Fisgón y escurridizo. Lo disfrutó, lo cuidó y fue a buscar más por el laberinto en previsión de que se acabara ese queso nuevo. A veces pensó si algún día llegaría Haw al queso nuevo. Un libro con final abierto.

Ahora me toca. He visto el queso desaparecer y no sé con qué energía me voy adentrando en el laberinto con personas que no conozco a las que abrirme, con situaciones que antes no resolvía y ahora estoy aprendiendo a resolver, con la consciencia de que el futuro es el queso, sí, pero no sé dónde está ni que forma tiene. Solo sé que Hem pudo y yo también. Por lo que he visto en la red, cada uno de los cuatro personajes representa partes de nuestra personalidad pero es que no soy borregista y lo veo más como actitudes que debemos decidir ante un problema. Sería fácil hacer de Hem pero creo que así el queso no llegará. Prefiero ser ahora y sé que quiero ser Haw. Pase lo que pase, voy a poner toda mi forma de ver el mundo para hallar el queso nuevo.

¿Y tú? ¿Te quedarás esperando a que vuelva a ser como antes o aceptarás el cambio? Pondrás delante de ti un espejo o la foto de otro? ¿aceptas que el futuro no existe si no das pasos en el presente?

21 jul 2016

Cielo infinto

Empezó su recorrido desde la frente una gota sin saber por qué. Estaba con la mirada en el infinito y nunca pensé que el infinito me llevaría al cielo. Paseaba tranquilamente, por el parque La primavera. Cada jardín era un sinfín de olores que me abstraían de la realidad ruidosa. De pronto, vi una mujer que caminaba elegante, moviendo sus fuertes y redondeadas nalgas por separado, con un balanceo sugerente y pasos cortos. Irresistible en ese ambiente que mi imaginación había creado. Llevaba sandalias de cuero, sus piernas eran delgaditas, una falda corta de Lunaresylimones de color verde con un elefante en el centro, una camiseta del mismo color con tirantas blancas, ojos verdes como la hierba, como la menta, como de los sesenta.

Al pasar, le pregunté la hora. No la recuerdo, su voz dulce y alocada, madura y atractiva, no me dejaba dsintiguir palabras. No nos dijimos los nombres. Solo nuestros ojos fueron capaces de encontrarse en el infinito que estabamos creando. La gota que yo tenía en la frente llegó a los ojos. Ella lentamente alzó su brazo, inclinó hacia mí su cuerpo y con sus dedos rodeó mi cara despacito hasta secar esa gota. Mi cuerpo se fue endureciendo hasta el punto de que mis vaqueros se me quedaron pequeños. Mi único pensamiento era ella, la sensación de su tacto, el misterio de su acción. Ella parecia estar igual. Sus hombros se humedecieron, dos detalles de su camiseta se disfrazaron de acento. Unimos las manos y anduvimos hacia el infinito, suponía yo. Se acabó el parque, las calles contiguas, el calor del sol y empezó la noche, la luna llena, el silencio de la ciudad.

Sacó unas llaves y abrió la cancela de su casa. Un pequeño porche y ya estábamos en la puerta. Me hizo entrar. Dejamos las sandalias, me colocó un pañuelo oscuro en los ojos con delicadeza y se fue unos minutos eternos. Escuché una puerta, encender el termo y una cascada de agua. Las infintas posiblidades que en mi mente se dispararon fueron cortadas por el silencio. Me abrazó por la espalda. Sentí su respiración pausada en mi cuello, sus pezones recorrían de lado a lado mis hombros. Sus manos empezaron a conectar con mis caderas, subieron hasta acariciar mis orejas, mis cejas, mi pelo. Yo inmóvil, no quise interrumpirla aunque mi deseo era gozar sus labios a través de mis dedos. Un sshhh suyo  me relajó. Bajó la cremallera con la boca mientras sus manos palpaban mis testículos. Me levantó las piernas para quitarme el pantalón. Su lengua recorrió mis tobillos, mis gemelos, mis rodillas, mis muslos y durante un tiempo infinito suboreó  mi pene en toda su longitud. Paré antes de eyacular, la sorprendí y aproveché el momento para tomar las riendas de la escena. Me quité el nudo del pañuelo, la levanté suavemente y la puse contra la pared. Mis dedos fueron tomando su cuerpo. Apreté su cabello hacia atrás descargando mi fuerza. Acaricié su rostro ladeándolo a la izquierda. Nos miramos fijamente. Con el pañuelo le até las manos y desaparecí. Mis pies iban solos a la cocina y allí estaban un cubitos. Abrí el congelador y lo cerré. Volví y ella seguía contra la pared, arqueada. Seguí sorprendiendola, no los usé seguidamente. Con la punta de la nariz fuí como un remolino infinito subiendo por sus piernas, parandome en las rodillas, lamiendo sus gemelos, apretando sus muslos, respirando sobre el monte de venus, donde habitaba su cielo resbaladizo, intruduje un dedo hasta el fondo, luego mi lengua tocó el techo del cielo y salió rápido. Por las ingles mis dedos jugaron, hicieron el camino hasta sus cachetes, los besé y recorrí con la nariz el espacio entre ellos. No fui capaz de no subir por el paisaje de su cuerpo. Me coloqué entre la pared y ella. Le di moridisquitos en los pezones y acaricié muy lentamente sus aureolas. Luego, mis labios se unieron a los suyos, nuestras lenguas fueron nuestras almas, pegué su cuerpo al mío. Sentí como propio el calor de cada parte de su cuerpo unos instantes. Se separó, la desaté y nos fuimos a la cocina. Se subio a la encimera. Cogí un hielo y con la boca se lo fui refrescando su piel mientras ella apretaba mi espalda. Se derritió el cubito por completo cuando ya había degustado todo. Puso sus manos en mis hombros, se bajó y se dispuso para que la penetrara por atrás. A la velocidad de un  reloj de arena lo fui haciendo hasta llenar su cielo. Me paré, nos sentimos completamente y llegó la tormenta desde el cielo a la tierra y de la tierra al cielo.

Nos reimos a carcajadas estando ya sin fuerzas y así me fui a por ropa para seguir paseando en soledad hacia el infinito.

28 oct 2015

caca, papá

Yago, te confieso que la primera vez que oí caca, papá me tembló todo el cuerpo, igual que cuando un profesor está mirando la lista de alumnos para ver a quien preguntar y me agacho para que no me vea.

Estábamos comiendo los cuatro. Gael en su sillita blanca especial para bebés comilones, mamá enfrente de mí y tú a mi izquierda con la mesa negra pegada a la pared y la puerta de la terraza, donde gael solía divertirse mirando a calma (nuestra gata) o jugando con la cortina al escondite. Fuimos al cuarto baño y en ese trayecto de siete segundos se me pasó por la cabeza todo lo que había oído que había que hacer en estos casos. Sin embargo, como es natural en mí (o como algunas dicen… como mi lógica es distinta a la del resto del mundo), decidí que fuera una experiencia totalmente nueva y me dejé llevar por lo que requirieras de mí en cada momento.
Coloqué el adaptador para el váter morado con un hipopótamo dibujado, te ayudé a subir, me aseguré de que tuvieras la colita apuntando para dentro y esperé cerquita tuya a ver lo que me esperaba, qué nuevo me depararía la vida. Al poco, en tu primer apretón me dijiste me duele la barriguita y lo que me nació fue ponerte la mano en tu cachete derecho. Te encorvaste para descansar sobre la palma de mi mano mientras contábamos del uno al veinte en inglés y español. Luego te enseñé a decir hi-po-pó-ta-mo. Incluso nos dio tiempo para aprender los colores de los marcos de los espejos del baño. Todo fluyó mejor de lo imaginado. La mejor prueba fue que la siguiente vez que oí caca, papá pero no pude acompañarte, fue mamá y le pediste que te hiciera como yo para que te doliera menos. Aunque no me veías, suspiré profundamente.

Las siguientes veces fuimos haciendo de ese momento caca, papá algo maravilloso. Te acariciaba la espalda con una mano para relajarte mientras en la otra posabas tu carita bonita y suave. Hacíamos planes de futuro. Con dos y tres años el futuro era los próximos diez minutos. Cuando llegaba el momento de limpiarse, decidías si lo hacía solo yo, una vez cada uno o solo tú. Finalmente, llegaba el momento bidé. Tu carita entre mis rodillas, agüita a veces fría y a veces tibia según te apeteciera y toalla para secarte el culete y que pudieras salir corriendo al salón. Si se me olvidaba el paso del bidé me decías ay papá, que se te ha olvidado el segundo paso.


Cuando exploramos nuevas experiencias, lo mejor es ser agua y así pasar como en este caso, del miedo a lo desconocido al amor por lo conocido. Aprendo tanto de ti…