2 may 2018

Las enseñanzas de Gael


Gael  a sus tres años, ya cerca de los cuatro,  está viviendo una nueva etapa y yo la aprovecho para seguir aprendiendo y disfrutando de él como padre. Desde el principio, se le veía que era una persona muy segura y consecuente. Empezó siendo más destructivo que constructivo, algo que puede verse como perfeccionista. Para mí fue una enseñanza: Algo que se rompe, es una oportunidad para lograr algo mejor. Él era feliz deshaciendo montañas  y castillos, moviendo juguetes de un lado a otro, haciendo chocar coches y yo cuando veía que no era peligroso, le ayudaba a ser feliz. Me costó mucho aprender y sobre todo aprehender la lección.  Fue tras una anécdota que siempre recuerdo. Estaban en el salón los dos jugando por separado. Yago haciendo una torre muy alta de piezas y Gael lanzando una pelota de tenis por el suelo viendo a qué le daba y mandando debajo del sofá las máximas cosas posibles. Yago terminó su torre muy orgulloso y cuando me la estaba enseñando, Gael la echó abajo. Para mí se paró el tiempo. Yago se enfadó y Gael feliz. Se me ocurrió decirle a yago lo que había aprendido de su hermano y funcionó. Yago hizo una torre aún más alta y cuando la terminó le dijo a Gael que podía destruirla. Durante ese fue un juego entre ellos. Uno construye, otro destruye y los dos se divierten.

Cuando empezó a hablar siguió afirmándose como una persona segura de lo que creía que lo mejor y demostraba con palabras, besos, abrazos, gritos y lloros su estado de ánimo y su escasa timidez. En esta nueva etapa, además de lo anterior y con un lenguaje bastante cuidado ha interiorizado algo básico y que está siendo otra lección para mí: Soy tu espejo. Si me hablas bien, te voy a hacer sentir la mejor persona del mundo; si me hablas mal, voy a hacer todo lo posible para que te hundas; si respetas mis decisiones, voy a hacer lo que se espera de mí.

Sobre todo, esto se ejemplifica en la hora de las comidas. Si Gael no quiere comer más, ya te puedes enfadar, intentar chantajearle con lo que más le guste, amenazar… no es no y sí es sí.


1 may 2018

Fútbol

El fútbol es dar patadas a una pelota en vez de que cada uno tenga la suya, es un negocio en el que pocos ganan mucho dinero, desata violencia, los jugadores solo miran por el dinero que puedan llegar a tener, la gente se manifiesta en masa por algo tan superficial.

Respeto a quien opine así pero para mí el fútbol es una metáfora de la vida. Un estadio es una casa abierta a todos, un equipo una familia, el balón la suerte,  un pase una palabra dicha o escrita, un tiro una ilusión, una parada una resolución de conflicto, una jugada un bien común, una patada un acto para meditar, un partido presente puro, un gol una satisfacción, un gol en propia puerta una autocrítica, una afición un apoyo en todo momento.

En una escuela de fútbol se enseña la humildad necesaria para entender que uno solo no triunfa, empatía para apoyar a quien tenga un mal día, la sinergia necesaria para el buen camino del equipo, la psicología necesaria para ver que siempre hay una nueva oportunidad para mejorar como persona, la concentración para saber en todo momento donde están situados los compañeros, los rivales y la pelota, el conocimiento de debilidades y fortalezas de todos los jugadores, el entrenador como referente, que durante un partido los de enfrente son rivales solo el tiempo que dure el partido, que a veces se gana otras se empata y otras se pierde pero siempre hay motivos para ser positivos, que las alegrías compartidas son más grandes y las penas más pequeñas.

Dijo el alma al cuerpo


Te he parido en el mar de las ilusiones
Te he ayudado a pasear entre piedras
Me has mostrado campos de girasoles
Me has alimentado de momentos.

Hemos crecido entre discusiones
Tenido sexo silencioso sintiéndonos
Compartido la imagen de sueños
Vivido innumerables operaciones

Ahora dormimos juntos en la jungla
Vagando entre la paz y la guerra
Compartimos sangre que nos recorre
Nos aterroriza dibujar la muerte

Llegará la luna que nos despida
Tu desaparecerás de mi camino
Yo seré tu mirada.