6 abr 2025
Historias de un limpiador (9)
La quiero para todo. Para estar sentados en una mesa en el bar de Laura hablando de conspiraciones, de misterios, de lo cotidiano e, incluso, estar en silencio sin que me resulte incómodo. La quiero para hacer juntos lo que no me corresponde. La quiero para dejar de pasar la mopa por Cerradona (aunque me pueda acarrear una foto adjunta en un email a Don Ventura con copia para Alfonso, de algún jefe de sección porque no esté totalmente limpio algún metro cuadrado escondido del suelo de Cerradona) y limpiar en profundidad entre los dos el mostrador de la línea de caja o que me avise para quitar un pequeñísimo charco de algún refresco sin que me siente mal dejar lo que estuviera haciendo en ese momento. La quiero para saludarla con una mirada, un hola, una sonrisa o dándome una papelera llena de botellas, pañuelos, servilletas y papeles rotos sin que eso haga sentir que perjudique nuestra buenísima relación laboral. La quiero para que me cuente con entusiasmo su plan para sus vacaciones de invierno y termine diciéndome que me piense hacer un plan sin pensar de poco tiempo y dinero.
Quiero a Fuensanta para estar en el mismo turno de trabajo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario