Será la espina del rosal que me clavaste
Aquella mañana de un noviembre lluvioso,
La que llena mi pecho de sangre
Y mi alma alza como un coloso.
¡Pudiera yo caer rendido entre girasoles,
Suspirar al cielo entre tulipanes,
Cegar mis ojos con algodones
Y vencer la furia de lo mares!
Volando sobre campos de amapolas
La luna plateada mis desvelos engalana,
Sumergiendo sus lágrimas entre olas
Para al fin, enjugar mi alma.
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