20 abr 2009

Silencio sabio

Siempre se ha hablado del silencio como la mejor respuesta y lo suscribo totalmente. Hay muchos tipos de silencios, unos abrazadores y otros repulsivos, y todos cargados de efectividad comunicativa. A pesar de a simple vista ser signo de indiferencia, es una de las mejores forma de comunicación, al provocar en el receptor una respuesta primero de incomprensión y, tras unos segundos, se torna comprensión. Actúa de conciencia, de espejo e incluso de conclusión.

Pero muchas veces, no es posible tirar de la ausencia de expulsión de aire y dejarlo todo a la mirada o la disposición del cuerpo. Elegir una respuesta adecuada no es facil y requiere de agilidad mental. No soy un maestro del silencio, para eso están las enseñanzas de Buddha y reconozco que mis palabras no fluyen ni impactan como se espera de mí. Me excuso en mi complejo por tener una voz horrible, y este mecanismo de defensa se me viene abajo como un muro de arena cuando caigo en la cuenta de que carezco de agilidad mental. ¿Cuántas veces hemos dudado entre decir lo que pensamos o lo que la otra persona quiere escuchar? Cuando esta duda se convierte paulatinamente en discusión escolástica y somos conscientes de ello, el silencio es la mejor respuesta. Volviendo a la pregunta, cualquiera tiraría del sentido común y me respondería entre risas que lo que pensamos aun a sabiendas que quizás no siente bien a la otra persona es lo correcto. Si elijo esta opción, la de exponer mi verdad al juicio público, es posible que enmarañe la cuestión sobre la que se me pide opinión. Si por el contrario, digo lo que mi interlocutor quiere escuchar, puedo producir un bien mayor, ya que creo que forma parte de la condición humana el intentar contrarrestrar loque otro dice. Como decía Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre, y por eso creo que actuamos así, sin fiarnos cien por cien de los demás.

Concluyendo para no hacer pesada mi exposición, el silencio, como ausencia de palabras o de nueva información, es la mejor respuesta. Aprender a usar esta herramienta mágica es esencial para savoir vivre, como explica Raimon Panikkar en Invitación a la sabiduría.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hay silencios muy mágicos...
Te sigues superando!!no dejes nunca de escribir

Miguel Estrada dijo...

Pepe, suscribo el primer comentario que te hacen, ya lo sabes. Aunque la sabiduría es bastante tradicional y parece que actualmente no mola, tu lectura me ha recordado aquellos versos de Machado que dicen: A distinguir me paro las voces de los ecos/ y escucho entre las voces una.
Posiblemente a estas horas ya estás dormido. Yo aún me voy a sentar a disfrutar del silencio de la noche, con la respiración acompasada y tierna como la de un niño, dedicándote un recuerdo.
Gracias, Pepe, por haberme dejado gozar de tu compañía. Muchas gracias.

Pepe López dijo...

Gracias a lo dos por el apoyo.

Miguel, sin tu aporte de técnica y conocimientos, mi mejoría habría sido más lenta. Tu compañía siempre es bienvenida.

Miguel Estrada Pérez-Carasa dijo...

Querido Pepe, no te veo tu blog en Google. Espero que no te haya afectado la moralina sobre el encabezamiento de mi blog y nos hayan apartado de un plumazo. ¿Crees que debería ser más comedido, o no hacer el mínimo caso? Me ha entrado la paranoia de que te he perjudicado sin querer.

El mismo consejo, Pepe, continúa también leyendo.

Dice K. Gibrán que, en el pecho de quien guarda silencio, mora la verdad. Si a esto se añade que debe ser sentida... ¿No son ya demasiadas pistas?

Todo mi cariño, Pepe.

Pepe López dijo...

Querido Miguel, como bien vaticinas, es solo que te ha rayado o que domias las búsquedas de Google. Si pones el título del blog sin comillas aparece en la segunda página, pero si escribes en el buscador "silencio de luna" ya aparece en la pimera página.

El silencio que se siente es el que transmite, el impostado no. Ahí está su magia.
Lo de mi poca lectura está en vías de solución.

SALUD, AMIGO