30 mar 2009

Con estrella

Hay quien nace con estrella y quien nace estrellado. Creo que pertenezco al segundo grupo. Empecemos... Llega el nuevo siglo en la época de conocer gente en el instituto herrera, de pasrlo bien, de encaminar mis estudios, de empezar a leer y escribir. Y plof. Me quedo tuerto. Se muere mi madre tras los peores nueves meses de mi vida.
De pequeño quería ser cirujano, hice el bachillerato de ciencias puras, me harté de repetir suspendiendo las asignaturas relativas a mi supuesto futuro y acabé tirando para la segunda opción, periodismo. Hago mi carrera contento y creando un castillo de ilusiones en mi cabeza. Mi amigo Joaquín me advirtió de que me había equivocado. Por ahora no se equivocó él, sino la paloma. Acabo en 2007 pensando que me voy a comer el mundo y es el mundo el que me come.
No solo se me va haciendo migajas este pilar de mi mundo, sino que me apunto a un curso sobre un territorio completamente nuevo en el que no esperaba entrar ni de coña y resulta ser un auténtico timo.

Me lesiono la rodilla izquierda jugando al fútbol en el 2003 y tengo que dejar de correr las carreras populares y jugar al fútbol con mis amigos. Los medicos me dicen: “no tienes nada grave, es cuestión de sacarte líquido de la rodilla”. Hace unos meses fui a un especialista y resulta que tengo micro rotura de menisco y ligamento cruzado externo. Puedo operarme por lo público o por lo privado. Elijo lo privado. Gran cagada hasta que se demuestre lo contrario. Ahora que se acerca el verano, que estoy buscando trabajo para irme por fin con mi niña a vivir y tengo perspectivas de hacer un curso, no puedo operarme hasta finales de mayo. ¿dejaré el curso, me operaré luego, cuando pase el verano? ¡Yo que sé!

Aun así, la primavera siempre es primavera y por ello hay que seguir sonriendo.

4 comentarios:

Miguel Estrada dijo...

Siento que la vida aún no compense tu simpatía y el buen ánimo que tienes con los que te queremos. La sonrisa primaveral, que en Sevilla es todo un tópico, y de la que haces gala sin resentimiento, a mí me llena de esperanza y mitiga el dolor del abandono en que me encuentro.
Que el mundo se desmorone a tus pies, venía en el paquete; es el código transparente del aire que viene y va. Tú tienes la decencia de no ocultarlo... que este potaje mundano y asqueroso que cocina el tiempo inmemorial, no te ha satisfecho. No serás el último que se acerque a probarlo. Algunos se dan el atracón. Los de mejor gusto se alejan sin probarlo, incluso si no sacian el hambre.
Ya sabes que estoy a tu lado para aliviar, en lo que pueda, cualquier contrariedad, y levantar el ánimo de mi joven poeta. salud

Pepe López dijo...

Grcias por todo, Miguel.

ale dijo...

Lo que pasa es que creemos que somos los únicos que nacemo estrellados, y al final, las estrellas sólo están brillando allá arriba, muy lejos de nosotros. Y nosotros, aquí, viviendo la aventura de la vida, haciendo planes que quizá no se cumplan nunca. Pero para qué los hacemos si no sirven? Para mantener la cabeza ocupada, para desarrollar el cuerpo, el intelecto, el estilo de vida, y al final la vida es la que le consume a uno y, sin darte cuenta, un día estás pensando que hace dos años, cuando estabas muriéndote de una enfermedad del hígado en un hospital de Guadalajara, México, era mucho mejor que como estás ahora.

Pero ahora estás aquí... estamos aquí. Y basta con alzar la cabeza un poquito para mirar las estrellas. Y las estrellas, de algún u otro modo, siempre nos hacen sonreír antes de mirarnos ir a estrellarnos con alguna otra pared, otra puerta cerrada, otro (ex)amigo, otro (ex)amante...

No es mi afán parecer negativa. Al contrario pero en viceversa, ni lo uno ni lo otro, simplemente, una no-estrella como vos.

Pepe López dijo...

ale, yo solo cuento mi historia arrastrando el hilo de la mala suerte. Como puedes observar al final, aun así soy optimista y no creas que te siento en el envés de mi hoja, sino como bien dices al final, una no-estrella.
Un abrazo y gracias por comentar