9 jul 2007

Todos hemos tenido una amiga a la que le confiamos todo, con la que estamos realmente agusto, para la que no tenemos secretos. Nos hace estar ilusionados, sonrientes, seguros, cuando simplemente le contamos algo de nuestro pasado o un gran problema que nos tiene muy preocupados. Esa persona que se va haciendo cada vez más especial con solo sonreir, ya hace que se nos olvide el problema aunque sea un ratillo. Un día, es ella la que nos cuenta un pequeño lío que tiene con otra persona, ya sea algo que le haga estar seria o todo lo contrario. Le sonreimos y apoyamos. Pero ¿qué pasa cuando nos despedimos? ¿y si te da un abrazo o un beso efusivo? Para ella es una muestra de cariño y hasta de agradecimiento, pero para nosotros es el principio del fin. Empezamos con el “y si...” y nos ilusionamos con llegar a ser más que amigos. Craso error. No sabemos qué hacer o ni siquiera si deberíamos hacer algo. Seguiremos diciéndole que entre nosotros no hay secretos, pero hay algo en nuestro corazoncito que lo niega. Sí que hay un secreto que estamos deseando compartir con ella, pero que por miedo a perder, no lo exteriorizamos. Hay quien lo expresa mediante la poesía que guarda en un cajón, quien se lleva todo el día en su mundo y por la noche sueña con esa otra persona paseando y contándole esa VERDAD que le tiene ahogado, y quien simplemente no se lo cuenta a nadie.

Tener una gran amiga o un gran amigo es una gran suerte pero también puede ser un yugo. Hay que echar la moneda al aire y esperar a que salga cara en vez de cruz. Mi mejor amiga.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

magico, con fuerza, tenaz y persistente. Tus palabras a veces son la luz y a veces la triste sombra. Como todos los que conocemos de ti, sabemos que desde la sombra en la que te ocultas ves más que los que estamos a plena luz. Un abrazo muy fuerte, de un amigo que te tiene abandonado desde aquel día en que comenzamos a ser mayores.

Anónimo dijo...

Me he sentido muy identificada. Viví una amistad tan bonita como la que describes. Y un día me pregunté si.. y me sentía fatal por no compartir con él algo que ocupaba tanto espacio en mi cabeza. Él sentía lo mismo. Pero cruzar la linea que separa amistad y amor es peligroso. Ahora ya no somos ni novios ni amigos.