23 ene 2025

Diario de un limpiador (2)

Día 23 de enero de 2025. Empiezo la jornada revisando el carrito común de Limpieza. Como suele ser común, hay solo una botella de amoniaco, un resto de Biolimón y otro de jabón. Nada de lejía ni bolsas de basura. Un cubo lleno de agua con la fregona dentro y otro cubo vacío. La mopa detrás de la puerta del cuartillo. Jesús, el compañero del mediodía no la usa aunque tiene asignada como tarea, limpiar con ella la sección de Bazar y Jardinería. Voy por la galería camino de los servicios recogiendo los papeles del suelo. Es un día de mucho viento. Pasa por mi lado Jose Luis, un reponedor de Cerradona con el que me llevo muy bien. La puerta de entrada central parece un escenario para una campaña publicitaría de otoño. Muchas hojas marrones esparcidas que parecen jugwr conmigo al pilla-pilla. Cuando la puerta automática se abre, vuelan y yo detrás de ellas intentando cazarlas y ponerlas en el recogedor. Cien hojas seguro que hay. Ya llegando al pasillo de entrada a los servicios, veo a Maxi y José Luis acercarse a uno de los expositores que moví ayer con Fuensanta. - Maxi, si quieres moverlo tiene ruedas. - Gracias Pepe. Entro en los servicios de mujeres y solo tengo vaciar papeleras y echar un poco de biolimón en el interior de cada váter. En ese mismo servicio hay un mueble con puertas corredizas a ras de suelo donde se guardan los rollos de secarse las manos y el papel higiénico, las bolsas de basura y la garrafa de jabón para rellenar el dispensador. No hay jabón ni en el dispensador ni en el mueble. Tampoco bolsas de basura. Como norma no escrita, soy el único encargado de poner todo eso a disposición del equipo de limpieza. Menos mal que a las cuatro de la tarde están bastante limpios los servicios de mujeres y los de hombres. Yendo de camino al patio para coger las llaves de la puerta del cuarto donde llega el pedido que hace mi jefe los días 26 de cada mes, veo a Fuensanta. Le cuento que Maxi ha quitado uno de los dos expositores que movimos y que, sin saberlo, me vino al pelo que nos adelantáramos ella y yo. A veces hay casualidades increíbles. Lo siguiente en mi rutina de la tarde es pasear al perro. Bueno, esa es mi forma de decir que voy a sacar del patio la máquina fregadora pequeña. Para acceder al patio tengo que pasar por el cortijo de Victoria: Pescadería, Carnicería, Charcutería, Panadería y Frutería. Todo comandado por Victoria y Nico. Ellos rotan como María (la que está cubriendo la baja de Dani el niño) y yo. Lo común es que Victoria coincida conmigo. Al verme, me coge el brazo izquierdo amistosamente y me pide tres cosas: - Limpiar el suelo de la zona de libre servicio de la panadería - Darle con la fregona a la entrada al almacén de Pescadería. Un sitio de paso de las empleadas con transpaletas que dejan marcas en el suelo blanco y que como mucho dicen TE VOY A PISAR. - Estar atento para pasear al perro por la Pescadería cuando echen agua con la manguera. Después de eso último, paseo por Parafarmacia, Bodega, Panadería y todo el cortijo suyo en general. Teóricamente, la fregadora solo hay que pasarla por esas secciones. La sección de comida de animales considero que es muy importante para la imagen de empresa. Como eso corresponde al compañero de mediodía y raro es el día que lo limpia, la mayoría de días me llevo al perro por allí. Merienda a las seis con Susana. Grupo wasap para incidencias... Nosotros somos lobos entre nosotros. El jefe de mi jefe es tipo Joker. Pregunto a Victoria por el carrito perdido de Kelly Tiro basura a las nueve de todas las secciones. Isabel de textil miyebtras está en Caja me dice Espera un momento. En voz baja: Tendrian que poner tila para el público para que sean más pacientes.

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