11 dic 2013

El aceite resbala

Cuando yo era pequeño, los dibujitos de moda eran Asterix y Obelix. ¿Qué tiene que ver Asterix con el aceite? no es porque yo sepa hacer la poción mágica de Panoramix, sino conque de pequeño tuviera un accidente doméstico que aún hoy perviven sus consecuencias. Tenía seis años como mucho y mis padres habían salido a cenar con unos tíos míos. Soy el pequeño de la familia, por delante van tres hermanas (Gracia, Miryam y Cristina de mayor a menor). Yo el mimao, claramente. Mis hermanas estaban preparando el aceite de la freidora para poner patatas. Creo que en el momento que me dio por jugar con el cable de la freidora estaba también mi hermana Cristina, que tiene dos años más que yo. El tema fue que quise imitar a los egipcios que cargaban las piedras para construir la pirámide. Tiré, tiré, tiré tanto que cuando más hervía el aceite se cayó al suelo de la cocina, que era pequeña pero lo suficiente como para convertirse en ino resbaladizo. Cristina salió pitando al lavadero y yo me quedé sin reacción, con la puerta de la cocina cerrada y el aceite ya ocupando todo el suelo. No podía agarrarme al mueble porque estaba chorreando y a duras penas me mantenía en pié. A cada paso que daba me caía de culo y apoyaba los brazos en el suelo. Yo creo que serían diez metros los que tuve que recorrer para salir de allí. Cristina se puso hecha una histérica gritando ¡Que se me muere! ¡me quiero morir! ¡ayudaaaa! Mis otras dos hermanas tendrían buenos zapatos, porque cruzaron la cocina. Me quitaron la ropa y m e llevaron al cuarto de baño. Mi tía Mari Carmen vivía en otro portal pero compartíamos patio y al oír a Cristina fue a mi casa. Ella me cogió en brazos y me llevaron todos al hospital en poco tiempo. Sobre las doce de la noche llegaron mis padres y se encontraron un panorama acojonante: la mayoría de mis siete tíos por parte de padre (la familia de mi madre es de Constantina, un pueblo a 120 km de Sevilla) en el salón en absoluto silencio. Nunca se han perdonado que pasara eso, aunque la culpa no fue de ellos. Ni mis hermanas, con las que reparto responsabilidad jejeje. Otro tío mío, era el mejor cirujano plástico de Sevilla y él me atendió los seis meses que duró el tratamiento. Primero iba con mi madre al hospital Virgen del Rocío y luego fue él el que venía a casa. Según me contó él, se quedó impresionado pues decía que he sido el único paciente con quemaduras de segundo y tercer grado que no llora. Estuve vendado por todos lados y picándome todo sin poder rascarme. Recuerdo que mi tío contaba orgulloso que yo había sido el único paciente con quemaduras de segundo y tercer grado que no lloraba. Afortunadamente, no tengo señales en la cara ni pecho. Los restos del accidente son: una quemadura grande en el brazo derecho y otra pequeña en la misma muñeca; una en cada empeine de los piés; y una en cada cachete del culo. La gente que me ve alguna siente un poco de reparo pero al tocarla es más suave esa piel muerta que el resto. Mi tío me preguntó que si quería quitarme las quemaduras y yo le dije: Quiero que estén conmigo el resto de mi vida. Así es, conmigo están. La parte positiva viene ahora. Todos los que venían a verme a casa traían pasteles, chocolates, mis comidas favoritas... ¡un video vhs, las pelis de Tiburón 1,2,3... Lucky luke y todos los dibujitos del momento. Por experiencia propia os digo: Es cierto, el aceite resbala.

5 dic 2013

Mis manías

Las manias son acciones que a veces las entendemos y otras no, en cualquier caso nos hacen reir. Curiosidades absurdas e inconscientes. Tengo una que no sé de donde me viene, consiste en girar en el sentido de las agujas del reloj los cubiertos con la mano, ya sean cuchillos, tenedores, cucharas, cucharitas o cucharones, como el vaquero que desenfunda o el navajero del Bronx que sale a pasear. Hay otra que sí que sé su origen. En clase de biología me enseñaron la herencia genética. Como nunca he sido un trocito de adn, me lo tomaba como un juego. Resulta que muchas actitudes se heredan saltándose una generación. No tiene explicación. Será que mi abuelo le dice al gen: No salgas ni abras la puerta hasta que aparezca mi nieto. Entonces ATGATGATT (vaya nombrecitos tienen), se esconde a lo Bin Laden hasta que llego al mundo, empiezo a tener sueño y voilá¡ me toco la cabeza y mis pelos se vuelven locos. Hay otra que podría tener origen genético, pero entonces habría que pensar que soy muy listo y encontré el escondite del gen TCTTAGT o que en genética 1 + 1 no siempre es 2. Este gen si no sabes cual es su personalidad, yo te la digo. Consiste en llegar a una casa, ya sea de familia o amigos, y abrir el frigorífico. Algo tiene de atractivo porque al igual que mi padre, me quedo mirándolo un rato y luego lo cierro. No es por hambre ni curiosidad, ni saco conclusión alguna. Es una experiencia como la de ducharse: lo cuesta es empezar y acabar. Mi última manía no tiene origen confirmado pero seguramente tenga que ver con mi hermana Cristina cuando dormíamos juntos. La bonita a la par que difícil situación de pelearnos por el lado bueno de la cama, ha podido ser el germen. Cuando me acuesto, agarro la sábana como si me la fueran a quitar y bajo un poco la almohada. Si me despierto de madrugada vuelvo a bajarla. Sin haberlo preparado, he ido al origen de la personalidad. Un poquito de genética mezclado con la sociedad y a calentarlo a fuego lento. El fuego rápido ya lo probé cuando me quemé con aceite y no me agradó la idea.

1 nov 2013

Un uno de noviembre distinto

Desde la muerte de mi madre a finales del 2000, mi padre y yo nos levantamos temprano y vamos de Sevilla al cementerio de Constantina, (unos 120 km) para ponerle un ramo de flores. Siempre el mismo ritual, las mismas historias que me cuenta de cuando eran novios, los cambios en la carretera, que parece mentira que haya pasado tanto tiempo, el frío que pasábamos por la noches cuando dormíamos allí...

Hace cinco años, mi padre estaba hospitalizado y fui solo. Evidentemente se sucedieron imprevistos. Me levanté a las siete, me puse de chaqueta y para Constantina. Primero me pasé el cementerio, y eso que había ido muchas veces para la romería de allí parándonos a coger moras y cada 1 de noviembre de este nuevo siglo. Cuando llegué, resultó que no abría hasta dentro de una hora. ¿Y ahora qué hago? Constantina está en la sierra norte, con un paisaje muy bonito en la salida que tenía que coger al cementerio, con castaños y moreras acompañando a la estrecha carretera que se perdía en curvas. En vez de esperar, me fui con el coche para arriba media hora, y luego volví. Este no podía ser el único contratiempo, así que... una vez dentro, me equivoqué en el camino, y eso que lo había recorrido muchas veces, que había llevado a hombros el féretro de mi madre mientras susurraba una canción de Estopa que ya no me hace llorar (ole yo) y dice "tus ojos no tienen dueño porque no son de este mundo".
Primera calle a la izquierda y luego a la derecha. Allí está la familia Saldaña. Pues me perdí, tardé una hora en dar con ella con las flores en las manos, que pesaban una barbaridad.
Mamá perdóname, no sé donde estás. Si yo estaba seguro de no perderme. La gente que me vea tiene que pensar que estoy loco, todo el rato dando vueltas. Mamá, ya me conoces, las cosas raras me suceden a mí.

Yo, cabezota, me empeñé en dar vueltas al mismo sitio desde la entrada, hasta que por fin llegué al lugar donde el tiempo no pasa y colocar las flores.

Ese día fue una mezcla entre el agobio de mi torpeza, sonreír por estas cosillas que me pasan y pensar como lo cuento a mi familia.

29 oct 2013

La hora del baño

Tengo el privilegio de compartir contigo la mejor hora del día, la de bañarte, aunque haya que pasar por ese agobio de que el agua traspase tus largas pestañas y pegues un respingo.

Lo primero es convencerte, para lo que existen dos palabras mágicas: ayúdame y musicona. Entonces, es cuando me das una manita, le decimos adiós a los espejos del pasillo y entramos en el cuarto de baño. Comprobamos que tu toalla no está y la llamamos ¡toallaaaaaaa toallaaaaaa vennnnnnn¡ como no viene sola, la buscamos en tu cuarto de juegos y normalmente allí está esperándonos. Entre los dos la llevamos y la colocamos cerca de la bañera. Al principio, todo esto lo hacías agarrándote a la pared pero ya eso lo hemos superado. Lo bien que andas ya, con tu más de añito y medio y esa sonrisa tan bonita que siempre me hace sentir feliz.

Al principio, mientras mamá llenaba la bañerita, nos sentábamos para quitarte la ropita y aplaudir cada paso que conseguimos hasta desnudarte. Ahora, nada más llegar al cuarto de baño, mueves con mucho arte el bracito izquierdo para que ponga musicona. ¿Cómo bailamos? con el codo hacia adelante y hacia atrás. Incluimos variantes espontáneas, unas veces empiezas tú y otras yo. Colocas la alfombrilla para los pies, mientras busco en el móvil nuestra musicona preferida, "Yo te quiero dar" de La mosca. Te quedas ahí, pegaito a la bañera y yo en la puerta. bailamos por el estrecho y alargado pasillo entre entre las paredes. Movemos los codos o unimos las manos por detrás y nos cruzamos partíos de risa hasta que te pregunto llenamos la bañerita y mueves tu cabecita y dices sí. Cojo la alchofa, te digo una, dos y... (a la vez decimos) tres. Entonces, llenamos la bañerita. Sale friiiiia y la tocamos varias veces hasta que ya empieza a salir templada, la sueltas y observas a tu alrededor para decidir con qué quieres jugar. Hay arañas de colores, minifiambreras, tortuguitas y un pez globo que echa agua. Todo dentro y agua lista. Cambiamos la música, siempre la pongo en modo repetición y llegamos a cansarnos de lo mismo. Te gusta ver la cara de Beyonce pero cuando canta ya quieres pasar a "Si yo fuera rico" y mueves tus coditos. Nuestro ritual hace que nos dispongamos como si fuéramos a tener el duelo más dulce y dices allí. Cada uno a un lado del cuarto. Bailamos hasta cansarnos y te pregunto nos quitamos la ropa y si dices sí lo hacemos. Tiras de la punta de los calcetines y yo te ayudo desde el otro lado. Cuando lo conseguimos, aplaudimos y nos comemos a besos. Te quitamos el body, pantalones y camiseta. Me miras y esperas que hagamos lo mismo conmigo, y eso pasa. Ya desnudos, ¿nos bañamos? Si dices sí, te cojo y te coloco en la bañerita despacito. si dices no, tenemos nueva sesión de musicona hasta que ya quieres.

Una vez dentro, sentadito, juegas mientras te voy echando agüita. Llevas un tiempo en el que te gusta poner el tapón de la bañera donde tenemos la bañerita. La fiambrera me viene de lujo para mojarte los pelos. ¿Me ayudas? entonces pones las manitas para que les ponga jabón y entre los dos... la cabecita, los sobaquillos, el pechito, las manitas, la espaldita y los piececillos. Sumerges el pez globo para llenarlo de agua pero aún no tienes la fuerza para que le entre agua por el agujerito, así que luego lo hago yo. Sabes que te voy a dar con el chorro de agua y te ríes. ¿Más? y si dices sí, lo vuelvo a llenar pero si tu respuesta es no, pasamos a otro juego, el complicado.
 Juegas con las arañas o las tortuguitas de plástico y aprovecho para quitarte el jabón del pelo con la fiambrerita y con una mano. La otra, siempre que estés en el agua, te sujeta para que no resbales. Cuando es irremediable que el agua llegue a tu carita, pegas un respingo, te pones de pie y señalas la toalla. ¿Te quieres salir? si dices sí, te como a besos y te lío en la toalla. Si dices no, te como a besos y te sientas. Entonces nos echamos agua. Te lo pregunto hasta que quieres. Una vez fuera de la bañera, te seco los pelitos, nos miramos en el espejo, lo saludamos y para estar más tranquilo me dices sentá. Te seco el resto del cuerpo, bailamos y te cojo en brazos, pongo la toalla arropando tu cuerpo y nos vamos a la cama.

Te suelto y te pones de pie para jugar. Al principio, cuando no sabías andar, jugábamos al toro loco. Te sentabas en la almohada y yo te movía hasta que te caías para los lados. Así unas cuantas veces, hasta que pasábamos a la batalla del pañal. Te tenía que perseguir por la cama un rato hasta qie dejabas de huir. Te tumbaba bocabajo, cogía el pañal y tenía que hacerte cosquillitas con la cabeza en la barriguita poder ponerte el pañal sin mirar lo que hacía. Todo un reto. Luego, la pelea con los fabricantes de bodies. Cómo lo hacen tan difícil. Una prenda tan chica y cada uno hace de la colocación de los broches un jeroglífico. Menos mal que mamá me enseñó un truco: abrochar de arriba hacia abajo. A veces, me queda alguno suelto y tengo que acudir a ella para que quede bien. Cuando empezaste a dar tus primeros pasitos agarrándote a las paredes o lo que pillaras, me sorprendiste queriendo jugar al escondiste con el store de la ventana, sin yo antes haberte enseñado ese juego. Te ponías agarrado al marco de la ventana, escondido por el store y yo aparecía a ambos lados hasta que me agachaba y cogía las piernecillas. Te ponías nervioso, reías y nos abrazábamos. Así hasta que quedabas sentado en la cama para que te vistiera. Ahora, me ayudas a ponerte el pañal y te tumbas bocabajo para que te pueda abrochar el pijamita. Te contaré un secreto. A veces, señalas la foto de tu abuela y dices sí. Ya te contaré más sobre ella. Una vez vestido, dices mamaaaaaa, me pongo algo de ropa y nos vamos de la mano.


3 jul 2013

Feliz cumpleaños

Ponte en mi lugar. El cumpleaños de Gracia, mi sobrina mayor. El salón de la casa repleto de gente organizada en corrillos. Unos hablando de la pesca en el mar y su consiguiente y clásico bocadillo de atún. No sé si es para ambientar pero van unidos. Otros discuten sobre la crisis, las hipotecas y las fórmulas mágicas para evadir el suelo de las mismas. Hay quienes se reúnen a modo de tertulia para cotillear. Es fácil de ver porque viene con un absurdo: Si hablamos mal de alguien bajamos el tono de voz aunque no esté presente y si es para echar-se flores, se alza hasta que todos se hayan enterado. Si es una tonteriilla en plan "pues ayer vi a Manuela darle a su hija de cuatro años un bocata de nocilla. ¡Qué mimada la tiene!". O esos que despedazan a los políticos que son contrarios a sus ideas y defienden a los suyos con los mismos argumentos.

Por otro lado, las niñas y niños creando la casa de alegría o de los ladrones según la energía que fluya entre ellos. De un lado a otro con muñecas, balones asesinos, globos-granadas, empujones, besos, llantos...todo ese universo que las madres critican.

Aunque creo que debería ser lo primero, la tarta con sus siete velas, la canción a coro y las fotos es en la mitad de la celebración. A la manera militar se deshacen los corrillos y todos nos preparamos, unidos para ver su carita mientras se le canta, que es ganas de hacerle pasar un mal rato. Ahora llega el momento crítico.

Todos creemos saber la letra de Cumpleaños feliz y sin embargo no hay acuerdo en una parte. Pensarás "sí, hombre, si siempre es igual". Pues no, esta canción no tiene una única traducción al español y eso que data de 1890, aunque la Warner tiene adquirió sus derechos un siglo después.

Cuuuum-ple aaaños feeeeliz,
cuuuum-ple aaaños feliz,
te deseeee-a-mos................................

¿Y ahora qué? se te ha podido venir a la cabeza dos opciones.
Te deseeee-a-mos to-dosss,
cuum-ple-años feeeliz.
O bien...
Te deseeee-a-mos Gracia,
cuum-ple-años feeeliz.

No entiendo que no haya consenso y por eso en esta parte me callo. ¿Y si soy el único que dice "todos" o "Gracia" en este caso? Así que observo a los demás. Personalmente, prefiero la segunda opción por dar prioridad a la homenajeada en vez de a los cantantes pero estoy abierto a sugerencias.
No le veo el fin del problema, y tampoco sé porqué es un tema tabú y, en cambio, la educación de hijas e hijos de los demás es algo muy recurrente para echar el rato. En fin, así somos. Queremos que todos eduquen a sus hijos como nosotros y ni siquiera somos capaces de ponernos de acuerdo en la canción más popular de la historia.

Saludar tiene su aquel

Antes era mucho mas fácil. Me encontraba a una amiga, le cogía la cintura y le daba dos besos; y a un amigo le estrechaba la mano con fuerza para mostrar energía y poder.

y ahora... ahora hay que distinguir entre conocida y amiga, entre un beso, dos besos o uno y medio o solo levantar la barbilla; menos mal que entre hombres no hay distinción. Menos mal por decir algo... aquí un abanico de posibilidades enorme: Estrechar la mano con fuerza si estoy con buen ánimo y el otro me cae bien, fuerza media si no tenía ganas de verlo pero aquí está delante de mí, sin fuerza si estoy con ganas de nada, un abrazo si me alegra verlo y un beso, dos o uno y medio si me da por ahí o una combinación entre los anteriores. Pero es qu el otro tiene las mismas posibilidades y no existe un manual de instruciones.

Se me ocurren dos opciones:
1, miranos a los ojos en plan duelo moderno del oeste y jugarnosla a piedra, papel o tijera. Quien gane, elige.

2. optar por lo que quiera sin pensar en lo en el otro.

La primera tiene la ventaja de que existen una reglas a cumplir y con la segunda puede pasar que al alargar la mano uno de los dos, de en la rima consonante de mano o un puñetazo en la barriga o le bese la boca. La segunda es más rápida.

En fin, algo tan simple se puede convertir en todo un universo.

15 may 2013

Delirios del tiempo

Mira la luna y su paso,
Brilla el sol en esperpento,
Vive la aurora del viento
¡Huele a rosas el ocaso¡
Entre espadas de fuego
 Vuelve la dama y su veneno,
La sangre y sus versos
 ¡Delira, Cyrano, delira sin miedo¡

Serpientes sobrevuelan desiertos
Aves embarazadas cuidan huevos
Tambores de paz a lo lejos
 ¡mi capa lanzo al suelo¡

Sangre de mi sangre camina
Brazos que tragan mi canina
Voz ronca y blanquecina
 Mi bolsillo está que trina¡

Al son de palabras prohibidas
Se acercan las serpientes heridas
Saltan las águilas reunidas
¡mis musas detenidas¡

Por la derecha me atacan sin parar
Soy alma dulce de atajar
Si con golpes me han de amar
¡desnudo y sin rimar¡

Por el centro los ladrillos se desmoronan
El sol deslumbra y ellos no perdonan
Ni yo siento los sueños que aprisionan
¡mis ojos me traicionan¡

La luna parece que ladre
El ocaso quiere que me cuadre
Me escondo entre rosas del baladre
¡Voy contigo, madre¡

31 ene 2013

La calle sin nombre

Adoro la calle sin nombre, Donde reside la herida del vencido Paseo de la mano de su valor no reconocido. Admiro las líneas pintadas Del tozudo por su convicción en futuro por levantarse y sentirse duro. Oigo los pájaros que vuelan mientras el poeta quema líneas brillantes exaltadas antes por caballeros andantes. Frente al semáforo rojo de la calle sin nombre El infeliz llorón se echa al suelo, Con el corazón hacia arriba, ¡al cielo¡ No descansa, no ansía paz, Solo quiere nadar en su sueño, su presente Donde reside el fuego de los recuerdos, ¡ardiente¡