22 ene 2025

Diario de un limpiador (1)

Día 21 de enero de 2025. Previamente a mi jornada laboral había recibido la llamada de Ventura, el jefe de mi jefe. Tenía que añadir a mi rutina la limpieza del almacén de alimentación. Normalmente Dani, mi jefe, los martes y jueves pasa la máquina grande por los almacenes de alimentación y electro a las once y media pero se había tenido que ir al médico a las diez y media para que le dieran fecha para pasar por quirófano. Hace unos años tuvo un accidente de moto y esta operación forma parte de su vuelta a los circuitos de motos, su gran pasión. Formalizo mi inicio de jornada laboral con el picaje en el mostrador de seguridad sin hablar con el vigilante más de pedirle las dos llaves de los servicios públicos. Una sirve para abrir los candados de cada una de las cajas donde se colocan los papeles higiénicos y la otra es una ficha para registrar en un panel electrónico cada vez que limpio esos servicios. Lo primero es ver cómo me ha dejado mi compañero Jesús el carrito de trabajo. Hay dos botellas de amoniaco, una de desincrustante, otra de jabón y otra de biolimón. Tres cajas de guantes de látex de distintas tallas, un cubitoconbdos balletas y dos cubos con fregona y agua. El recogedor está dentro de la bolsa de la bolsa negra que cuelga en la zona del manillar del carrito de color amarillo. La orden de Dani es que limpiemos los servicios con lejía y dejemos el amoniaco para el resto. Al no haber lejía en el carrito, le pongo a los cubos de agua un poco de biolimón con cierto aroma a lima limón y amoniaco para una limpieza eficaz. Recorro la galería de comercios externos quitando la basura que pueda haber. Me centro en aquello que sea de color blanco porque es ño que se ve a más distancia, aunque al final recojo todo ño quevno debe estar allí y reviso los ocho cubos de basura para que no estén rebosando. Limpiar la galería en teoría no está incluida en mi rutina fija del turno de tarde. Pero bueno, por la imagen de empresa de limpieza acabo haciéndolo. Los baños están mucho más limpios de lo normal y a las quince y cincuenta nueve registro la limpieza de los servicios públicos. A la salida y en el camino a coger la mopa, voy mirando las cajas de pago y quitando los tickets de compra y resto de cosas que no ayuden a la imagen de empresa tales como una hojita de perejil, dos envoltorios de chucherías y una hoja de publicidad en mal estado. Al pasar con el carrito de limpieza por el arco de seguridad para acceder a los pasillos y distintas secciones de los productos de Cerradona,no hay esperar a que revise el interior de la bolsa de basura. Lo primero es pasar la mopa a todo el hipermercado. No forma parte de mis obligaciones hacerlo y yo lo llamo "tiempo de autoavisos". Voy esquivando personas y palets, barriendo y quitando manchas, observando quienes de todos los jefes de sección y empleados de Cerradona pueden comunicarcarse conmigo a través del intercomunicador para darme un aviso por rotura de algo, vómito de cliente, limpieza profunda de alguna zona y cualquier urgencia. En el pasillo 2, hay una cartón con Como dijo Blanca, la jefa de Atención al cliente y cajeras: "Si quieres saber dónde está alguien, pregunta a Pepe". Cojo la máquina pequeña y limpio el almacén. Esperando que entre una cosa y otra sean las seis de la tarde, miro el reloj que está donde los empleados registran el comienzo y final de sus jornadas. Son solo las cinco. A escasos metros está el mostrador de Frescos. Cambio su papelera y reviso la de Parafarmacia. Gotera en palet de aceite de oliva. Aviso a Maxi. Montoya me dice que ese cartón lleva ahí desde que él llegó a las una. Limpieza de los cuarenta y ocho metros cuadrados de la zona de carritos de que está empapada y un poste negro con un cuelgarrollo. Blanca, Fuensanta y Cañete me lo piden como tareas. A las seis descanso con Susana. Me invita a unos pasteles de chocolate. Cintia, la sonrisa de Cerradona, me avisa de un charco en el mueble de desperdicio zero. A las siete vuelta a los servicios públicos. A las ocho y media le digo a Fuensanta de mover unas estanterías. Limpiamos las dos estanterías de la fila. Las cajas 2, 9 y 13. Sinadira pendientes con alas de mariposa azul. Pelo recogido castaño. A las nueve tiro basura. La mía y la de snack. Kelly deja de ver dos carritos con mercancía. Le digo que se lo diga a Victoria. Buscan y nada. En su mostrador de charcutería hay una mujer y su hija esperando a ser atendidas. Les digo que voy a buscarla y me lo agradecen.